La Confianza

Hoy queremos hablarte de la confianza.

Te invitamos a que pienses en alguna persona en la que hayas tenido un alto nivel de confianza.

Una confianza plena.

Recordala.

Traela a la memoria y te darás cuenta de que no son tantas las personas en las que, a lo largo de nuestras vidas, hemos confiado plenamente.

Son muy pocas.

Ahora, hace esta pequeña reflexión:

Cuando confías (o has confiado) mucho en alguien, ¿qué ocurre en tu relación con esa persona? ¿Cómo es?

Ocurren varias cosas.

Cuando hay un alto nivel de confianza, de creer compartido, de creer mutuo... emerge la intimidad.

Es decir, la capacidad de decir, abierta y espontáneamente, con mucho respeto, con mucho cariño, lo que tú piensas al otro.

No hay miedo.

Porque tú sabes que esa persona (precisamente porque hay confianza e intimidad) tomará lo que tú sientes y lo corregirá, lo matizará, lo argumentará, lo contraargumentará de forma positiva.


Es decir.

La confianza nos lleva a la intimidad, al intercambio abierto y espontáneo de pensamientos y emociones sin voluntad de herir.

Esto es extraordinario porque en sí mismo ya refuerza el vínculo con esa persona.

La confianza, además, genera otro valor añadido sensacional que es la eficacia.

Cuando tú confías mucho en alguien, se produce un vínculo de alta eficacia en vuestra relación. Es como pasarle la pelota a ese otro jugador de tu equipo en el que confías plenamente porque sabes que lo va a hacer bien.

Y la confianza nos lleva también al reconocimiento.

Fíjate qué bonita es la palabra reconocimiento. Viene de reconocer, volver a conocer a la otra persona. Con otra mirada.

Por un lado, vos le das al otro una mirada apreciativa, lo elevas con tu reconocimiento y, al hacerlo, abres una posibilidad a que crezca la relación.

Pero hay algo fundamental en la confianza en lo que a menudo no pensamos.

Cualquier atributo humano, emocional, intelectual, físico o de acción operativo admite grados de evolución o de involución.

Podemos decirle a una amiga, a un amigo, a un ser amado, a una persona de tu equipo que la ves más paciente o menos impaciente, más alegre o más triste, incluso más en forma o menos en forma.

De hecho, podríamos puntuarlo en una escala del 1 al 10.

Con la confianza sucede algo curiosísimo. En realidad, la confianza no admite grados.

Si le preguntamos a alguien que conocemos si confía en nosotros y nos responde con "un poco" es que no confía.


La confianza es 0 o es 1. Está o no está.

Podemos decir que confiamos un poco, pero si confías un poco, en realidad no confías.

En la medida en que somos capaces de generar altos niveles de confiabilidad. Abrimos la puerta a altos niveles de compromiso y altos niveles de realización colectiva.

Necesitamos confianza plena en la otra persona para poder tener una relación de calidad.


Sin confianza plena no hay compromiso y la relación no funcionará tan bien como debería. Y esto se aplica tanto a las relaciones amorosas, como profesionales o con nuestros seres queridos.

Confía, crea vínculos de calidad y mejora tus relaciones con aquellas personas que lo merecen.


Un abrazo,
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